En 1571 se construyó la ciudadela de Pamplona. Los de aquella época la llamaban «Castillo nuevo» para diferenciarla del «Castillo viejo» que era el que estaba en la Plaza del Castillo, entre la gofrería al lado del Casino y el bar Txoko.
¡Cuántas historias vividas en aquellos tiempos detrás de las murallas!
El objetivo siempre era defenderse de los ataques a la gran fortaleza, que curiosamente ningún ejército consiguió atravesar en una batalla. Eso si, existe una leyenda que habla de que, jugando a lanzarse bolazos de nieve entre ellos, los franceses astutamente entraron en la ciudad de Pamplona. En Planeta Pamplona quisimos recordar esta aventura en el mes de febrero… estamos deseando saber si os gusta. Porque, en realidad la única entrada francesa (dicen que fueron 15.000 soldados) que yo conozco es la de los 14 de Julio de unos cuantos ciudadanos franceses con ganas de pasárselo bien cada año en San Fermín…
Con 5 kilómetros de recorrido dicen que las murallas de Pamplona son unas de las mejores que se conseervan en Europa. Quedan bastantes kilómetros de las originales. Sufrieron batallas porque Pamplona era una zona estratégica, bloqueos y asedios en la guerra de la independencia, en las dos guerras carlistas en 1875 motivó el bombeo del agua corriente a la ciudad. La ciudadela se iluminó para darle un aspecto elegante y hay un centro de interpretación que está en la plaza de toros donde a todos los ciudadanos y visitantes nos explican el uso y la historia de estas hermosas murallas que rodean la ciudad.
Hay una conmemoración (que no celebración) del día de las murallas. Habla de cuando se abrió la ciudad con fosos hacia un desarrollo de la población y pasó de tener 30.000 habitantes a los 200.000 vecinos y vecinas que tiene en la actualidad.
Así que, pamplonauta… ¿te vienes a dar una vuelta?
¿A dónde?
A la vuelta del castillo…