Hace la friolera de 69 años tal día como hoy, mi padre Jose Javier Garayoa, con solo 20 años, recibió una cornada en el pulmón cuando tropezó en la curva Mercaderes-Estafeta. Afortunadamente, hoy está aquí para contarlo con sus casi 90 años y yo también puedo recordarlo con él. Así que hoy he pensado que podía ser el mejor día para homenajear a mi padre y «emular» ese momento, corriendo en el mismo tramo en el que lo hacía él. Eso si: él entonces, corría prácticamente solo, con los 6 morlacos al lado, mientras que yo lo he hecho completamente rodeado de corredores de todas las edades y de varios países. Y, por supuesto, tampoco he sido tan valiente como él y no he podido encontrar el hueco al dar la curva frente a los astados, como hizo él (y podéis ver en el video rescatado de un NODO de 1955, ahí es nada, en el que se recoge su cogida)
Muchas cosas han cambiado en los encierros de Pamplona desde entonces, y es que se corría diferente, en otro tipo de asfalto, las asistencias, con toros mucho más bravos (discutía de ésto con mi padre) y es que me dice que parece que tanta masificación a los toros los amansa de alguna manera y sólo cuando se ven desprotegidos o fuera de la manada es cuando sacan su carácter de toro bravo, no sé, siempre hay multitud de teorías para este tipo de asuntos.
Mi padre creo que siempre ha sido más bravo que un toro y ese día tras la cornada que cuando la vemos nos recuerda la brutalidad de la cogida, le tuvieron que subir al primer piso del mismo portal donde el toro tras cornearle le empotró para clavarle más el pitón… Tras más de 1 hora esperando con el pulmón abierto llegaron las asistencias, recuerda que iban pasando amigos y conocidos que le decían: Javier, tranquilo eso no es nada, y él de alguna forma se reía apoyado en el marco de una puerta de ese primer portal izdo de la calle estafeta.
Y bueno, tras algunos días en el hospital recibió el alta y pudo contarlo.
Este año me tocaba a mí, siempre mis hermanos y yo, sobre todo el mayor, JP, que ha sido un gran corredor del encierro y que también emulaba la salida de la carrera en el mismo punto donde el toro cogió a mi padre, me he animado en intentar ver ese día desde dentro en el mismo punto.
Para mí ha sido un reto, en parte hay un guiño importante en el libro de EL SECUESTRO DE SAN FERMÍN dedicado a él, así como algún capítulo que hace mención a otros momentos de la fiesta. Porque en nuestro libro, sale un personaje que es pillado en el encierro, lo mismo que mi padre, y se llama como el padre de Idoia. Una bonita mezcla y un homenaje a nuestros mayores, esos que nos han enseñado el gran amor que tenemos a nuestra ciudad.
Tal vez, mañana, más… En este PLANETA PAMPLONA siempre hay espacio para la aventura