Julián Gayarre fue un tenor lirico de fama mundial considerado uno de los mejores tenores que ha tenido el mundo de la ópera. Después de triunfar en los principales teatros del mundo, murió en 1890 en el cenit de su carrera, causando una fuerte conmoción en el mundo de la lírica.

Julián Gayarre nació en Roncal (Navarra) en 1844 en el seno de una humilde familia de pastores. Después de ser pastor, dependiente y herrero se introdujo en el mundo de la música en el Orfeón Pamplonés. Estudió canto en Madrid y en Milan donde inició una brillante carrera que alcanzará su momento estelar el 2 de enero de 1876 cuando interpreta su ópera predilecta, La Favorita, en el teatro de la Escala de Milán, considerado el más prestigioso escenario del canto. El divo roncalés cosechó un enorme triunfo ante el público más exigente que jamás le había escuchado. Desde aquel momento su fama se fue extendiendo hasta considerarlo, en su tiempo, el mejor tenor del mundo. Cantó en los mejores teatros de Europa y América: Moscú, Viena, Milán, Buenos Aires, Londres, Madrid, Roma, Montecarlo, Lisboa…, cosechando triunfos en todos ellos. Estrenó varias operas de los mejores compositores de su época como Wagner o Donizeti. La realeza europea se doblegó ante su voz, haciéndose merecedor de las más prestigiosas condecoraciones y de variados galardones. Quienes le rodearon habitualmente destacaban siempre su profundo amor hacia su villa natal, y es que Gayarre entendía que ser roncalés era el título más prestigioso que tenía. Falleció en Madrid el 2 de enero de 1890, siendo su cuerpo trasladado, en medio del fervor popular, al cementerio de la villa de Roncal, en donde descansa bajo un artístico mausoleo, obra del escultor Mariano Benlliure.

El gran tenor Julián Gayarre, originario del Valle de Roncal, tiene una calle dedicada en el barrio de la Milagrosa, en Pamplona. Esta calle es un recordatorio de su asombrosa carrera, una trayectoria que llevó al humilde pastor de Roncal a los escenarios más prestigiosos del mundo. Nacido en 1844, su vida estuvo marcada por una lucha constante para transformar una voz prodigiosa en un talento reconocido a nivel internacional. Su legado sigue vivo en Navarra, no solo a través de esta calle, sino también en la memoria cultural de la región.
Julián Gayarre comenzó su vida en circunstancias muy humildes. Era un pastor en su Roncal natal, trabajó como chico de mercería y hasta fue herrero en Lumbier y cerrajero en Pamplona. Sin embargo, su destino cambió cuando el fundador del Orfeón Pamplonés, Conrado García, lo escuchó cantar en 1865. Impresionado por su voz angelical, Conrado hizo que Hilarión Eslava, uno de los compositores más destacados de la época, también escuchara a Gayarre. Así, el joven fue becado para estudiar en el Conservatorio de Madrid, donde su potencial comenzó a florecer.

La trayectoria de Julián Gayarre no estuvo exenta de dificultades. Aunque su carrera comenzaba a despuntar, la Revolución de 1868, conocida como La Gloriosa, lo dejó sin su beca, obligándolo a regresar a Pamplona. No obstante, su pasión por la música lo llevó a tomar una decisión crucial: marcharse a Italia en 1869, cuna de la ópera y el bel canto. Allí, Gayarre rápidamente conquistó al público con su voz cálida y potente, y no tardó en ganar fama y fortuna en los escenarios líricos más prestigiosos.
Con una carrera en ascenso, Gayarre se destacó especialmente en el repertorio de bel canto. Aunque era más conocido por su habilidad para los fraseos largos, abordó también óperas de Giuseppe Verdi. Una de las curiosidades más fascinantes de su carrera fue interpretar la ópera ‘Lohengrin’ en italiano, cuando el propio Richard Wagner aún estaba vivo. Además, debutó en la Ópera de París con ‘L’Africaine’, sumando más de sesenta títulos a su extenso repertorio a lo largo de su vida.
Julián Gayarre falleció en 1890, en Madrid, a los 45 años, dejando un legado imborrable en el mundo de la música. Su voz fue tan admirada que incluso se le llamó «la voz de ángel». Hoy en día, su influencia se siente tanto en Navarra como en los escenarios líricos internacionales, y su nombre continúa siendo sinónimo de excelencia musical. Pamplona, su segunda casa, le rinde homenaje con una calle y un monumento en la Taconera, donde los pamploneses recuerdan con orgullo al tenor que llevó el nombre de Navarra por todo el mundo.

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TEATRO JULIAN GAYARRE

Alberto Garayoa Arraiza (Artzain)

Por Alberto Garayoa Arraiza (Artzain)

Empeñado en el proyecto de recuperación del Euskal Artzain, perro de pastoreo vasco desde 1998. Mejor podcast nacional de tecnología. Fotógrafo. LA VIDA ES AHORA...

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