Ayer se celebró la última visita guiada sobre diferentes temáticas de Pamplona. Lo primero, antes de contaros todo lo que he podido aprender (que estoy segura que os va a interesar muchísimo), quería dar las gracias a Aitziber, la guía que el ayuntamiento de Pamplona ha contratado para enseñar distintos aspectos de nuestra ciudad y que nos ha demostrado que tenemos mucho por descubrir y, sobre todo, que se nos puede transmitir de una manera lúdica, divertida y con mucha emoción. ¡Muchísimas gracias porque ese es también el espíritu de nuestro PLANETA PAMPLONA!

El modernismo es un movimiento artístico que surgió a finales del siglo XIX con la intención de romper los valores sociales y artísticos preestablecidos y establecer unas nuevas  ideas. Su intención es crear un arte joven, libre y moderno en la literatura, la pintura e, incluso, la arquitectura.

El caso es que Pamplona también tuvo su etapa modernista en aquel momento en que se estaba iniciando un tibio despertar industrial y comenzaba a formar una nueva clase social, la burguesía, ejemplo de este concepto estético y cultural.

Así que hoy nos hemos ido a investigar sus vestigios por las calles del casco viejo y el primer ensanche de Pamplona. Ya sabéis, la ruptura de las normas, la alegoría de la naturaleza, el hierro, el cristal, balcones, miradores, escaparates… Una auténtica delicia.

Nos han contado, por ejemplo, la historia del pasaje seminario que, si quisiéramos hacernos grandes dentro de nuestro Planeta serían nuestras modernistas galerías Vittorio Emmanuelle en versión pamplonauta. Las farmacias modernistas de Pamplona(sencillamente, preciosas y con mucho que ver, os recomiendo que vayáis a comprar  cualquier cosa como excusa para cotillearlas por dentro, como hacemos las vecinas y vecinos del casco viejo). Por ejemplo, la preciosa farmacia Aguinaga, en la calle Zapatería, la farmacia Negrillos, la farmacia Maeztu en la esquina de la plaza del Ayuntamiento, con ese estilo neomudejar tan característico… Y también otros comercios modernistas, como la antigua farmacia de la calle Mercaderes, ahora una tienda de bisutería, que tiene protegidos hasta los muebles interiores, o la joyería Idoate de la calle Chapitela. A propósito, ¿sabiais que el hermano de Pilar Idoate, la duela del local a comienzos del siglo XX fue el constructor del maravilloso kiosko modernista que colocaron en la plaza del Castillo cuando quitaron a la Mariblanca? Ojala lo hubieran conservado en algún almacén municipal y ahora pudiéramos recuperarlo…

Y hablando de la Mariblanca, maravillosa la foto que nos ha enseñado de la Mariblanca colocada junto al Gran Hotel. Porque el que tuvimos a comienzos del siglo XX en la plaza de San Francisco fue un gran hotel, de verdad, con su piano de cola y el primer ascensor de Pamplona (que hoy se pueden ver en el hotel La Perla), pero también con otros lujos increíbles para aquella época. ¡Aunque pueda parecer una locura, tiraron tanto la casa por la ventana que hasta el botones hablaba francés e inglés!

Después, en el precioso edificio, al cerrar el hotel, estuvo la Agrícola, la Biblioteca… Este es, sin duda, mi edificio preferido de Pamplona. Uno de mis amigos rehabilitó hace un par de años una de las buhardillas y yo pensé que aquello era… guau… magia, el mayor de los lujos poder mirar el mundo desde una de esas ventanas. Y prácticamente todos los días, cuando voy a trabajar, le hago una foto a los balcones, las cúpulas, las ventanas circulares del tejado… porque cada día cambia y te regala algo nuevo en función de la luz o del color del cielo…

Y de ahí, mientas nos hablaban de otros bonitos ejemplos del modernismo en Pamplona (el precioso edificio irregular del INAP, los dos leones modernistas en el portal de la sede del PSOE en el Paseo Sarasate, el café Iruña en la Belle Epoque y la historia, que ya se cuenta en EL SECUESTRO DE SAN FERMIN de que durante los sanfermines de 1888 fue el primer lugar al que llegó la luz eléctrica en Pamplona, etc…) hemos llegado al segundo edificio más bello del modernismo en Pamplona, y el favorito del otro pamplonauta: la Escuela de Música, diseñada por Martínez Ubago, igual que nuestra querida y pronto protagonista estatua de los Fueros. Supongo que todos os habéis quedado embobados mirando sus balconadas, su forja, su increíble cúpula modernista.

Además, como regalo de la visita nos han invitado a visitar el portal que utilizan los profesores, perfectamente conservado con sus dos preciosas farolas, sus flores, sus hojas, sus cristaleras y ese aire de estar viviendo en una delicada película de los años 20.

En conclusión: yo, que adoro Pamplona y su universo he comprendido que no todo es conjunto. Que, si miramos a nuestro alrededor, como miramos las ciudades a las que viajamos, todo volverá a ser nuevo y surgirá la magia. Porque a la historia le gusta susurrarnos preciosos recuerdos.

A veces en formas de cristaleras, de flores y de luz.

Idoia Saralegui y Alberto Garayoa

Por Idoia Saralegui y Alberto Garayoa

Idoia, escritora, social y pamplonauta y Alberto, empeñado en proyectos de recuperación y aficionado al podcast y la fotografía. Juntos hemos unido aficiones pero sobre todo inquietudes y la mezcla es PLANETA PAMPLONA.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

4 + 1 =

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies