Hay un tono de color que los pamplonautas llamamos el verde Pamplona. Al menos, cuando yo era pequeña, mi madre lo llamaba así. Es ese verde manzana de la bandera de la ciudad. Ese verde brillante e intenso… Pero resulta que, para nuestra sorpresa, el otro día en la visita al Ayuntamiento al equipo de PLANETA PAMPLONA nos contaron una anécdota que hizo que la historia cambiara. O, al menos, nos sorprendió un poco.
Al parecer, al firmarse el Privilegio de la Unión, aquel 8 de septiembre de 1423, Carlos III instauró también el escudo de nuestra ciudad: un león pasante (pasante quiere decir que tiene la pata derecha levantada), en plata enmarcado en azul y rodeado por las cadenas de Navarra. Aquel fue el primer antepasado de nuestro león Pampilón, pero de eso os hablaremos otro día.
El dato curioso es que, cuando se creó el escudo toda la bandera era azul, de ese azul que tiene el centro del escudo. Pero, al ponerse en la calle, el sol fue dejando descolorido el color de la bandera hasta hacer que cogiera una tonalidad verde. Y ya, alrededor de 1930, cuando se compró la tela para confeccionar una nueva bandera a colocar en el Ayuntamiento de Pamplona, la corporación municipal optó por el color verde.
No sabemos si es verdad, pero la anécdota tiene su gracia.
El caso es que a mi me parece que el verde es el color que mejor le sienta a la simbología pamplonesa porque Pamplona es una ciudad verde. Una ciudad repleta de jardines, parques y árboles. Se dice que Pamplona tiene 300 hectáreas de zonas verdes y nada menos que 60.000 árboles. Alrededor del 15% de la superficie de nuestra ciudad. Medialuna, Taconera, Ciudadela, Vuelta del Castillo, Yamuguchi, el parque Fluvial… Se dice que es la ciudad con más zonas verdes urbanas y la cuarta ciudad con más zonas verdes del estado.
Lo cierto es que muchas de estas zonas protagonizan una parte de la historia del PLANETA PAMPLONA. Esperamos que, después de leernos, os entren ganas de visitarlas porque, sin duda, merece la pena dedicar un tiempo a respirar disfrutando de ellas.